Cuando era adolescente, su familia era tan pobre que vivían en una furgoneta. Trabajaba como conserje después de la escuela solo para ayudar. Hoy en día, es uno de los mejores actores cómicos de la historia.

El mundo conoce a Jim Carrey como el comediante de rostro elástico que puede doblar la realidad con sus expresiones. Pero antes de convertirse en el rey de la comedia en Hollywood, fue un adolescente sin dinero que vivía en una furgoneta, aferrándose a la risa como su único escape de una dura realidad.

Nacido el 17 de enero de 1962 en Newmarket, Ontario, Canadá, James Eugene Carrey no creció con el lujo de soñar en grande. Su padre, Percy, era un talentoso saxofonista que abandonó sus aspiraciones musicales para mantener a la familia como contador. Cuando Percy perdió su trabajo, los Carrey pasaron de una vida de clase media a luchar por sobrevivir. En un momento dado, quedaron sin hogar, viviendo en una furgoneta Volkswagen y trabajando como conserjes en una fábrica solo para llegar a fin de mes.

Pero Jim tenía un arma contra la desesperación: la comedia. A los 10 años, ya escribía chistes. A los 15, hacía monólogos en Toronto, y a los 17, abandonó la escuela secundaria para perseguir su sueño a tiempo completo. Fracasó en el escenario muchas veces, pero se negó a rendirse. Su talento era innegable, y a principios de los años 80 se mudó a Los Ángeles, donde actuó en The Comedy Store y llamó la atención de Rodney Dangerfield, quien lo contrató como acto de apertura.

Luego llegó In Living Color (1990), el programa de comedia que convirtió a Carrey en una estrella. Sus actuaciones salvajes y sin restricciones como Fire Marshall Bill y Vera De Milo lo hicieron imposible de ignorar. Hollywood tomó nota, y en 1994, Jim Carrey tuvo el año más explosivo en la historia de cualquier actor. En solo 12 meses, protagonizó Ace Ventura: Pet Detective, The Mask y Dumb and Dumber, todas grandes éxitos. Prácticamente de la noche a la mañana, se convirtió en un nombre conocido en todo el mundo.

AUSTIN, TX – MARCH 08: Actor Jim Carrey arrives at the screening of “The Incredible Burt Wonderstone” during the 2013 SXSW Music, Film + Interactive Festival at the Paramount Theatre on March 8, 2013 in Austin, Texas. (Photo by Michael Buckner/Getty Images)

Carrey pasó a dominar la escena de la comedia, llegando a ganar 20 millones de dólares por película, una cifra inaudita en aquel entonces. Pero detrás de las risas, luchó contra la depresión y problemas personales. Se refugió en la filosofía, el arte e incluso la exploración espiritual para encontrar un significado más allá de la fama. A finales de los 90 y 2000, demostró su versatilidad con The Truman Show (1998) y Man on the Moon (1999), que le valieron elogios de la crítica y un Globo de Oro.

A pesar de su éxito, Carrey ha optado en muchas ocasiones por alejarse del foco mediático, eligiendo proyectos apasionantes en lugar de grandes taquillazos. Es un artista, un pensador profundo y un hombre que entiende que la risa no es solo entretenimiento, sino una forma de sobrevivir.

Cuando era adolescente, su familia era tan pobre que vivían en una furgoneta. Trabajaba como conserje después de la escuela solo para ayudar. Hoy en día, es uno de los mejores actores cómicos de la historia.
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